Después de 3 noches de insomnio, logre vencer la ansiedad y dormir 7 horas. Dormir bien te cambia la vida, claro que la pileta, sauna y los jugos de fruta ayudan.
Mi único objetivo era llegar a las 13, 13.30 a mas tardar, a la visita guiada del Palacio de Bellas Artes…no lo logre. Improvise un paseo por Coyoacan, conocer el mercado y caminar por la plaza de San Ángel (mejor conocida por los mexicanos por la plaza de San Jacinto) para retroceder 13 años y perderme en un desayuno con mi vieja.
Subte veinte mil combinaciones, camine, camine, camine , tome bondi y agotada llegue a la plaza de San Jacinto…Cansada y sin recuerdo, me contente con saber que a una cuadra estaba el mercado…decepcionada y culpable por mi perdida de fascinación y poca capacidad de sorprenderme emprendí mi regreso.
Con una sensación empobrecida de que no había juntado la suficiente experiencia para un día, me di cuenta que aun tenia una hora para ir al museo de acuarelas, obviamente tome bondi, camine, camine y llegue al museo, la hora se transformo en 30 minutos corrí por todo el museo y me fui.
Ahora que veo el plano, no solo me doy cuenta que me tendría que haber bajado dos estaciones mas, si no que nunca estuve en el mercado de Coyoacán.
Después de 30 mil combinaciones llegue al hotel y me prepare para lo que fue una divertida, cálida y bilingüe cena con compañeros de laburo de Fer.
Margaritas, camarones y cama queen size!
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